El British Medical Journal hace una breve glosa del libro de Peter Gotzsche, cuyo título habla por sí mismo: Deadly Medicines and Organised Crime: How Big Pharma Has Corrupted Healthcare
No me he podido resistir a hacer una traducción libre (muy libre y por frases) de un par de párrafos de la presentación... siquiera sea para facilitar su difusión.
Y lo he hecho, en buena medida, porque yo mismo he encontrado que con demasiada frecuencia me pierden las buenas maneras con gente importante y poderosa... aunque cada vez veo más claro que no hay ninguna razón para concederles excesiva importancia o sumisión alguna; ahí arriba hay mucho menos talento y mérito del que creemos. Y esto vale también para quien puede empezar a mirarnos a nosotros mismos (los más yayos) con demasiada deferencia.
•¿Porqué
hemos permitido la medicalización de la normalidad y el avance del
sobre-diagnóstico y el sobre-tratamiento?
• Por
supuesto que Gran Farma y
Gran Medicina tienen conflictos mutuos de interés que nos han enfermado.
• Pero…
hemos seguido guías y actuado como nos han indicado, incluso cuando sabíamos
que no deberíamos haber confiado en los que se presume que son, o son llamados,
“mejores”
• Nuestra
deferencia profesional nos condiciona a aceptar la jerarquía.
• Pero
el estatus y la posición no deberían importar.
• La “deferencia” se
refiere a obediencia, conformidad y exigencia de respeto.
• Pero
la deferencia
no es
inteligente, y además es complaciente, arrogante, y venenosa para el
pensamiento libre y la innovación.
• Las
armas de la deferencia son
los títulos, premios, medallas, batas, trajes de gala, arte, lenguaje, academis,
calificaciones, instituciones prestigiosas, publicaciones, pronunciación
distinguida, buenos modos, saber estar…
• Tenemos
una elite internacional intocable y distante, que se denominan expertos, junto
con empresas de comportamiento no ético.
• La deferencia
significa que las voces de muchos son ocultadas por las de estos pocos.
• La deferencia es
un instrumento autoritario de opresión intelectual que nos impide preguntarnos
“por qué”.
• Nosotros,
“don nadies”,
médicos normales de hospitales y centros de salud, necesitamos cuestionar,
desafiar y rechazar colaborar en esto.
• Echar
abajo la ortodoxia y promover la democracia profesional intelectual. No tenemos
nada mejor. Todas nuestras opiniones cuentan.
• Respeto…
por supuesto; deferencia …
claro que no.
• El
juicio contra la deferencia
queda
visto para sentencia.
Cierto, Repu. Con demasiada frecuencia las buenas maneras y el exceso de educación o de prudencia han conducido a una sumisión bastarda y complaciente que puede haber contribuido en alguna medida a llevarnos hacia esta situación tan indeseable, contraria a todas luces al necesario espíritu crítico que debe caracterizar a la investigación y al progreso. La pregunta siempre debe ser: ¿Que pasaría si...?
ResponderEliminarSaludos.