Recomendable el artículo de El País de hoy: el pinchazo de
la burbuja hospitalaria.
A José Ramón Repullo … no le gusta hablar de
burbuja hospitalaria porque “no se
produce una de las características especulativas de las burbujas: comprar para
vender”.
… “Aquí se da esencialmente una alianza entre
constructoras, políticos regionales y políticos locales, con el silencio más o
menos cómplice de los demás agentes, que no se atreven a levantar la voz.
¿Quién puede decir que no hace falta un hospital en un sitio concreto, y no
correr el riesgo de ser corrido a gorrazos por los vecinos y comerciantes
interesados?”.
Pero en el artículo se revisan casos en toda la geografía;
algunos conspicuos y descomunales como el de Madrid (pack de 6 para inaugurar
en 3 años); otros más delimitados, aunque desvelando claramente una pretensión
de grandiosidad autonómica.
Sean más o menos amigos los que se metieron y nos metieron
en esta espiral, lo que domina es un problema de OPORTUNISMO y FALTA DE
PRUDENCIA. Oportunismo por la miopía selectiva: realizar beneficios a corto
dominaba sobre asumir los costes a medio y largo plazo. Imprudencia por no
contar con el hecho evidente de que en medio de la burbuja inmobiliaria los
mayores ingresos autonómicos y locales era tan extraordinarios como
evanescentes.
¿Qué toca hacer?; primero no negarlo; quizás alguno debería
pedir disculpas, pero esto en España ni se lleva; pasemos a otra cosa; segundo,
analizar por qué ocurrió: incluso en los casos más comprometidos con la
expansión de la sanidad pública de calidad, habría que identificar una
desconexión cerebral entre el hemisferio de beneficios y el de costes; toca por
lo tanto reparar este problema, y evitar en lo posible la “gestión temeraria”,
esa que lleva a lanzarse por la senda de generar gastos para que los ministros
y consejeros de hacienda no tengan más remedio que sacar dinero para pagar las
deudas.
Sí, esto parece que funcionaba en los viejos tiempos del
INSALUD, pero los desajustes y déficits del pobre y anciano INSALUD eran de un
dígito (salvo farmacia), y lo que hemos tenido en el festival autonómico
2002-2008 ha ido de dos dígitos sobrados.
Y, finalmente, toca NO OLVIDAR, y ser coherente con esta
dolorosa conciencia que ahora tenemos; y tomar medidas: cambiar las reglas por
las que se deciden y se financian inversiones; poner un fondo de desarrollo
sanitario con dinero central y valoración técnica de idoneidad para cofinanciar
(como en su día hizo la Unión Europea con los fondos de desarrollo).
Algunos hemos dicho
esto hace muchos años; se veía venir este festival de la inversión atolondrada,
clientelar o corrupta. Pero, miremos adelante: pongamos medidas en esta línea y
no olvidemos la lección…
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