lunes, 23 de septiembre de 2013

Fumando espero la decadencia de la salud pública y la indignidad de la política.


No vale de nada tanta palabra de regeneracionismo, transparencia, interés general, etcétera… Aquí parece que el patriotismo sólo vale para invadir la Isla de Perejil, para enfadarse cuando nacionalizan una empresa española en algún país emergente, o para desenmascarar supuestas conspiraciones contra nuestro deporte.

Pero cuando viene Mister Marshall todos parecen plegarse. Traen empleo, bienestar, progreso, etc.  Poco importa el tipo de empleo; también valdría un vigoroso desarrollo de la industria armamentística; o cualquier cosa, siempre que se pliegue a la lógica del capitalismo de casino que nos rodea y domina.

Adelson con su Eurovegas, parece querer someter a la “clase política” española  a una dosis letal de indignidad. Los políticos del Partido Popular de Madrid ni lo notan: es lo que tiene el acostumbramiento. Los del Gobierno de España andan quejicosos; porque han de asumir los costes de medidas tales como cambiar la Ley del Tabaco,  sin recibir ningún beneficio directo.

Y la forma de relajar la Ley del Tabaco es dejar que las Comunidades Autónomas puedan deshacerla a su antojo: abrir la competición infernal para ver quien sucumbe primero ante las presiones de sus propios intereses locales. Porque rompiendo el acuerdo global se desencadena el “dilema del prisionero”, y todos pasan a traicionar el consenso común, ante la certidumbre de que otros lo harán. Muerte segura de una política esencial para proteger a los fumadores pasivos.

Y no sólo morirán pacientes: la evidencia de que se cambia la Ley por presiones externas es tan palmaria, que también sucumbe la política. Que no me vengan a decir luego nada de la patria: recordemos estos versos de Chicho Sánchez Ferlosio: “Dicen que la patria es un fusil y una bandera. Mi patria son mis hermanos que están labrando la tierra”.

Señora Mato: ¿sabe que de usted depende que se consume ahora esta derogación práctica de la las políticas de salud pública contra el tabaquismo y en defensa del fumador pasivo?; ¿sabe que le ha tocado defender la dignidad de la política contra los intereses particulares?; ¿estará usted a la altura del cargo que ostenta?.


Un aviso: lo peor que podría pasar es que se abriera el melón de fumar en lugares de ocio (luego restauración, luego muchos más), y finalmente Adelson no viniera a Madrid… por otras razones… 

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