No vale de nada tanta palabra de regeneracionismo,
transparencia, interés general, etcétera… Aquí parece que el patriotismo sólo
vale para invadir la Isla de Perejil, para enfadarse cuando nacionalizan una
empresa española en algún país emergente, o para desenmascarar supuestas
conspiraciones contra nuestro deporte.
Pero cuando viene Mister Marshall todos parecen plegarse.
Traen empleo, bienestar, progreso, etc.
Poco importa el tipo de empleo; también valdría un vigoroso desarrollo
de la industria armamentística; o cualquier cosa, siempre que se pliegue a la
lógica del capitalismo de casino que nos rodea y domina.
Adelson con su Eurovegas, parece querer someter a la “clase
política” española a una dosis letal de
indignidad. Los políticos del Partido Popular de Madrid ni lo notan: es lo que
tiene el acostumbramiento. Los del Gobierno de España andan quejicosos; porque
han de asumir los costes de medidas tales como cambiar la Ley del Tabaco, sin recibir ningún beneficio directo.
Y la forma de relajar la Ley del Tabaco es dejar que las
Comunidades Autónomas puedan deshacerla a su antojo: abrir la competición infernal
para ver quien sucumbe primero ante las presiones de sus propios intereses locales.
Porque rompiendo el acuerdo global se desencadena el “dilema del prisionero”, y
todos pasan a traicionar el consenso común, ante la certidumbre de que otros lo
harán. Muerte segura de una política esencial para proteger a los fumadores
pasivos.
Y no sólo morirán pacientes: la evidencia de que se cambia
la Ley por presiones externas es tan palmaria, que también sucumbe la política.
Que no me vengan a decir luego nada de la patria: recordemos estos versos de
Chicho Sánchez Ferlosio: “Dicen que la
patria es un fusil y una bandera. Mi patria son mis hermanos que están labrando
la tierra”.
Señora Mato: ¿sabe que de usted depende que se consume ahora
esta derogación práctica de la las políticas de salud pública contra el
tabaquismo y en defensa del fumador pasivo?; ¿sabe que le ha tocado defender la
dignidad de la política contra los intereses particulares?; ¿estará usted a la
altura del cargo que ostenta?.
Un aviso: lo peor que podría pasar es que se abriera el
melón de fumar en lugares de ocio (luego restauración, luego muchos más), y
finalmente Adelson no viniera a Madrid… por otras razones…
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