Así, en "El reto del equilibrio entre la sanidad
pública y la privada" publicado en EL MUNDO ... http://www.elmundo.es/espana/2015/04/26/553bc1e5268e3e0c438b4587.html ... tras reivindicar la calidad excelsa del sector privado en lo relativo a
innovación (marketing habitual y esperable dado su trabajo), se jacta de que la
privada no tiene techo de gasto, pero formula con pánico que el recorte de la
sanidad pública se está pasando de rosca... Haciendo de portavoz del Instituto para el
Desarrollo e Integración de la Sanidad (IDIS), formula los parámetros de
diferenciación de ambos sectores...
"... Así, es necesario un sistema sanitario público que dé una atención con
las máximas prestaciones a toda la población - y que ésta sea la mejor posible
-. Un sistema que debe afrontar una atención basada en criterios de equidad
para todos en todos los lugares, porque hay procesos en los que es necesario
contar con toda la población para tener el número suficiente de casos de
estudio. En cambio, el sistema sanitario privado -sin descuidar lo más mínimo
la calidad- debe ofrecer una atención más personalizada de la que puede otorgar
un sistema que tiene como fin salvaguardar el bienestar de la colectividad".
Dibuja claramente dos estándares de servicio: normal y extra
(que podrían tornarse en ¿cuartelero y elitista?). Y la preocupación surge del
crecimiento posiblemente inapropiado de la clientela de la sanidad privada..
"A la vista de los resultados de la captación del seguro privado y su
continuo e imparable crecimiento está claro que no es sólo la demostrada
calidad y la satisfacción que da el sistema sanitario privado lo que produce el
crecimiento en el número de asegurados, sino que es también el derrumbe del
sistema sanitario público. Esto nos lleva a una situación que, en sí misma, es
incompatible: la de tener un sistema sanitario público sin pacientes y un
sistema sanitario privado en el que la personalización sea cada vez más difícil
por la masificación del mismo".
La victoria de la sanidad privada sobre la pública sería
pírrica: al masificarse perdería el glamur y se colapsaría...
"O las administraciones públicas y aquellos que tienen como único
fin defender la prevalencia del sistema público toman medidas o viviremos el
declive del sistema público y el colapso del privado".
El razonamiento desvela tres cosas: primero que la
interdependencia entre la pública y la privada se estropea si no hay un
descreme apropiado (la gente apropiada con las enfermedades correctas); que al
menos a una parte de la sanidad privada española (los centros de provisión
privada) no les interesa hacerse con segmentos nuevos de demanda, con lo que
muestran un ánimo empresarial un tanto anoréxico; y, finalmente, que son
capaces de indignarse con el Estado por no retener y entretener a su demanda
propia, y lanzar una sobrecarga a un sector que no quiere crecer más que de
acuerdo a su cartera de servicios y clientes preferidos.
Pero me parece que son indignados que no llegarán a votar a
Podemos; porque su indignación es neo-elitista; porque además es interesada, ya
que la presunta interdependencia entre el sector público y el privado deja
zonas amplias de parasitismo y saprofitismo.
No quiero simplificar o jugar a demagogia fácil (como sería contar el caso de las pruebas que al parecer patólogos del Hospital Gregorio Marañón traían de la privada a la pública); también el
sector público usa al privado de válvula de escape, liberando entropía de
pacientes molestos y paliando el malestar de los médicos por el maltrato
salarial. Pero junto a estos elementos de simbiosis, está claro que la sanidad
pública recoge los principales "malos riesgos" y acude prioritariamente
a los segmentos menos rentables (rural, emergencias, trasplantes, cánceres
complejos, medicamentos ultra caros, pacientes terminales, etc.)
Por lo tanto, aunque pueda estar aparentemente de acuerdo
con Juan Abarca en lo de que no hay que dejar morir presupuestariamente al
sector público, el argumento que esboza es inaceptable... porque asume que la
calidad interpersonal en la pública es un objetivo imposible, y la buena
gestión es un reto inalcanzable; es más, lleva a un razonamiento prescriptivo
por el cual establece como elemento diferencial y patognomónico de la sanidad
privada aquello de que "el sistema
sanitario privado -sin descuidar lo más mínimo la calidad- debe ofrecer una
atención más personalizada".
Y ahí hay un deseo expreso de limitación de la calidad del
sector público, escondido entre argumentos de defensor de la sanidad pública.
Me recuerda a un rico amigo de mi padre que decía... "a
ver cuándo suben de verdad el precio de la gasolina..." y todos le miraban
sorprendido... "para que los pobretones dejen de coger el coche, y podamos
circular a gusto los de siempre".
Defender a las castas no es una gran idea en estos momentos...
me da la impresión que los tiros van por otro lado : el autor propone que el seguro privado sea menos ppoderoso y no disfrute de tanto presupuesto y poder "colectivo" de compra ( o sea, que menos polizas colectivas de seguro, tipo Muface o empresas, y más pólizas individuales solo accesibles a determinadas rentas
ResponderEliminarGenial!
ResponderEliminarEs verdad lo que dices, Manuel; pero los tiros van para muchos lados; y lo que me preocupa es que se expresen estas opiniones que al final pueden intoxicar la conciencia profesional y creando dos modos de práctica médica: medicina bimodal...
ResponderEliminarYo leo e interpreto otra cosa, no tan maligna ni conspiranoica. De hecho me parece hasta bien lo dicho por Don JA. Pero ante la duda, por qué no pedirle aclaración en vez de soltar algo así y sembrar cizaña en la población? Porque es que habrá quien se lo crea.
ResponderEliminarEstimado "dispáribus": creo que no siembro nada; este blog recoge mis reflexiones y quien entra viene por su propio interés e iniciativa; otra cosa es cuando un lider sanitario publica un artículo en un medio de gran impacto; ahí sí que creo que Juan debería haber medido sus palabras; y objetivamente son tóxicas para una adecuada convivencia y armonía entre el sector público y el privado; y a esto iban dirigidas mis argumentaciones.
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