PALABRAS DE JOSE REPULLO PARA EL HOMENAJE A
MANUEL
OÑORBE DE TORRE
Nos toca a José Manuel y a mí presentar este acto de homenaje
a nuestro compañero y amigo Manuel Oñorbe, en esta casa de la salud pública española, que es la Escuela Nacional de
Sanidad. He intentado huir de los tópicos y explicarme qué es lo que nos impulsa a convocar este acto, a venir a este
lugar y a escenificar nuestro respeto y aprecio por su persona y por su
desempeño profesional.
Puede ser un acto
instintivo para compartir el dolor; siempre que se va uno de los nuestros
queda un hueco, una orfandad, una desesperanza… Pero también puede ser que
nuestra conciencia necesite de los recuerdos como alimento natural de nuestra propia identidad.
Porque la vida no se
expresa como un pasado lineal, como un trascurrir de calendario, como una
sucesión de días y noches. Tampoco como un currículum de eventos notorios o
espectaculares. El pasado se va
enhebrando a través de momentos especiales para cada uno; buenos y malos; pero sobre todo buenos, que son los
que debemos alimentar y cuidar.
Pilar, mi mujer, habla de “momentos tesoro”; instantes excepcionales donde la vida se muestra
en plenitud, y somos capaces de disfrutar de un relámpago de felicidad. Y desde
hace mucho tiempo se dedica a coleccionarlos
en su recuerdo. Sé que Jose Oñorbe
tiene una pulsión similar por no perder el pasado, lo que le lleva a filmar
incansablemente buena parte de sus idas y venidas… Cuando miro atrás, veo a Lolo en muchos “momentos tesoro” de
mi vida; y estoy seguro de que vosotros sois capaces también de encontrarle
en imágenes felices del pasado que
emergen de las brumas del olvido con una claridad sorprendente.
La psicoanalista Danielle
Quinodoz, se preguntaba cómo “inscribir la vida en el tiempo”, y
hablaba también de estos momentos, usando la expresión “segundos de eternidad que dan sentido a una vida”. Porque la vida no es lineal; la urdimbre de
las emociones y los afectos es la que permite construirnos como personas, vivir
el presente y ser capaces de dar sentido al futuro. Contaba Danielle una
anécdota …
- · Yo tenía seis años y desgranaba guisantes con mi abuela… Me oigo entonces preguntarle: Si te anuncian que vas a morir en un cuarto de hora, ¿qué haces?
- · Mi abuela me miró con atención y me respondió: Seguiría desgranando guisantes contigo.
Estoy convencido de
que para poder continuar con nuestras vidas, es una excelente idea recordar
juntos los segundos de eternidad que
compartimos con Lolo. Pues para eso estamos hoy aquí; para recrear con
serenidad y afecto al amigo que surge del pasado, a través de momentos
especiales que nos trae la memoria, cargados de emoción; unos recuerdos que nos
ayudan a seguir viviendo; a convertir la
ausencia en presencia; a transformar melancolía en alegría.
Gracias a todos por estar aquí… para recrear con nuestra
evocación compartida a Lolo, para fortalecernos con esos recuerdos, y para así
poder seguir desgranando los guisantes
de la vida.
Madrid, a 15 de febrero de 2017
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