Ayer en la Escuela Nacional de Sanidad, tuvimos un
interesante debate sobre el Acuerdo de la Comisión de Recursos Humanos del SNS
que aprueba un PROTOCOLO para “asegurar y proteger el derecho a la intimidad
del paciente”.
Ministerio y Defensor del Pueblo mostraron su alegría por
añadir garantías a los pacientes; los profesionales (médicos y enfermeras) se
debatían entre reconocer lo bien que sonaba, y la distancia abismal entre lo
que se dice que debe ocurrir y lo que pasa y puede hacerse dados los medios
realmente disponibles. Los especialistas en formación sonreían sarcásticos ante
la minoría de edad proclamada y solemnizada para los residentes de primer año
(super-supervisión), y los estudiantes de medicina se rebotaban ante la “infantilización”
a las que la norma creen que les somete.
No trato de resumir el rico y a veces tenso debate; sólo me
interesan alguna reflexiones al hilo de la creciente contradicción entre el
enfoque disciplinar y las organizaciones complejas; en este caso las organizaciones
profesionales. Allá van, naturalmente desordenadas, las notas que fui sacando y
que alimentan estas reflexiones.
1- La regulación (leyes) tiene sus costes. Si no que se lo
digan al Real Decreto de troncalidad, que fue anulado por decir que no costaba
dinero su implantación… contra todo sentido común.
2- La regulación tiene efectos adversos. Cuando algo se prohíbe,
no significa que no se haga; se imponen costes al que incumpla… y se incurren
en costes si se quiere vigilar el cumplimiento. Además, la presión en unos
lugares se desplaza a otros: cuando subimos el precio del tabaco por encima de
un límite, se estimula el contrabando.
3- La seguridad jurídica no depende de que un sector esté
ampliamente regulado, sino de la pertinencia, calidad y grado de aplicación de
las leyes. La profusión normativa española, agravada por los Reales Decretos
Exprés y las Super-Leyes de acompañamiento presupuestarias, han generado una
jungla legal en medio de la cual se ha extraviado la seguridad jurídica (me
encanta eso de “queda derogado todo lo que se oponga a lo que hoy decimos aquí”).
4- Los principios bioéticos están siempre en equilibrio;
beneficencia, no maleficencia, justicia y autonomía. El argumento de que el
paciente es lo primero, no deja mucho juego para el equilibrio entre
principios.
5- Los centros sanitarios públicos nacen con la triple
función de ASISTENCIA + DOCENCIA + INVESTIGACIÓN; no son neutros por lo tanto
ante la presencia de estudiantes o especialistas en formación: tienen que ser
activos y comprometidos, porque la docencia configura una parte esencial de su
MISIÓN. Otra cosa son los sanatorios y clínicas privadas: en la clínica de la
virgen del perpetuo beneficio, donde se tratan famosos y se hacen cirugías
estéticas, la misión social de la docencia y la investigación pueden estar
ausentes. Pero no en los centros y servicios del Sistema Nacional de Salud.
6- ¿Cómo resolvemos este conflicto entre el paciente que no
quiere que le invadan o le incomoden, y la necesidad de enseñar e investigar
para generar y reproducir el capital humano en la sanidad? Hay formas… pero hay
que pensar más y escribir menos en el BOE.
7- Por ejemplo; la nueva “economía del comportamiento” (behavioural economics) ha descubierto
(Kahneman, Ariely…) que los humanos somos “predeciblemente irracionales”; y que
esta irracionalidad se puede utilizar en beneficio de una convivencia con menos
imposiciones legales y más conductas virtuosas “decididas” por el individuo.
Por ejemplo, poniendo en los comedores escolares o de empresa, la verdura y
ensaladas de manera muy atractiva y accesible, y escondiendo la sal y los
torreznos (“make the healthy choice the easy choice”: que la decisión saludable
sea la fácil).
8- Un ejemplo más próximo: los países donde la ley establece
que todos somos donantes de órganos salvo que expresemos lo contrario (opting out) tienen tasas mayores de trasplante
que los que parten del esquema contrario, y donde nadie es donante salvo que lo afirme
expresamente (opting in); el primero
es el caso español; y lo más sorprendente, es que existiendo la norma, actúa de
anclaje o “formato por defecto” del comportamiento social, y no hace falta ni
aplicarla (¡de hecho en España siempre se pide la conformidad de la familia!)
9- ¿Qué tal si aplicamos esta norma al problema de la
intimidad del paciente?:
EN LOS
HOSPITALES Y CENTROS DE SALUD DEL SNS TODOS LOS PACIENTES ACEPTAN SER
EXPLORADOS POR LOS ESTUDIANTES DE MEDICINA Y ENFERMERÍA, Y POR LOS
ESPECIALISTAS EN FORMACIÓN… SALVO QUE EXPRESEN SU DESEO CONTRARIO
con un
formulario de “opting out”).
10- Y luego un poquito de tecnología… en vez de “capar” las
historias para no saber de quién son (disociación con desintegración) mejor
establecer criterios de acceso a información de acuerdo a los privilegios que
tiene cada usuario, trazabilidad del acceso, informe periódico al tutor de los
accesos de sus estudiantes, y cosas así,… más modernitas.
11- Y también entender de verdad que la dinámica de
aprendizaje tiene como referente el CURRÍCULUM OCULTO; en pocas semanas y por
ósmosis un estudiante o un “resi” ha podido aprender lo mejor o lo peor de su
entorno. Si los facultativos no se identifican ante el paciente (FEA-CAMBIANTE-ANÓNIMO-CLANDESTINO-ITINERANTE…),
si no hay un médico de referencia para cada pacientes que le de la información
clara y que actúe como interfase para todo el equipo clínico… ¿vamos a arreglar
el asunto con una galletitas en la solapa que identifican por colores al tipo
de alumno o rotante? ¿Nos creemos que van a llegar a la cabecera del enfermo y
hacer algo distinto a lo que hacen sus maestros locales? ¿Va a estar el gerente
o el director médico y de enfermería vigilando plantas para ver si la cosa se
cumple?
12- Y, finalmente… la intimidad no sólo se protege con
cambios de conducta; si las condiciones objetivas la facilitan, entonces es
mucho más fácil. Se trata de que la conducta virtuosa esté estructuralmente
facilitada; o cuando menos evitar que sea heroica. Con ropa indigna,
separadores de cubículos por cortinillas, camas en los pasillos, precariedad
fuera de control, y turnicidad enloquecida… va a ser difícil que el entorno
físico y la cultura profesional promuevan el respeto, la intimidad, y la
privacidad del paciente.
13- En resumen; problema importante; solución imperfecta. El
derecho no puede sólo enfrentarse al reto de modificar el comportamiento de las
organizaciones complejas adaptativas. Hay que planificar y gestionar para crear
las condiciones. Y las organizaciones profesionales tienen un amplio componente
de auto-regulación que hay que fomentar para que sea una autonomía responsable.
El derecho, la economía, la política, la
gestión, la pedagogía, las TICs y las profesiones sanitarias tienen que
sentarte a dialogar y aprender a trabajar juntos con herramientas convergentes
y armonizadas.
No es pequeño reto para la actual tendencia a crecer por
SILOS profesionales y disciplinares…
No puedo menos que estar totalmente de acuerdo...Gracias, por el resumen. Yo tengo mucha confianza en mis compañeros y sé que saben y pueden y deben y suelen tomar las decisiones adecuadas al códico deontológico y a la norma. Frenta prohibir, facilitar, frente a desconfiar, comunicar y formar... Y por supesto que hay que respetar la intimidad de los pacientes y asegurar su calidad asistencial y la seguridad de su atención.
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