REFLEXIONES SOBRE
LA FORMACIÓN EN ADMINISTRACIÓN SANITARIA DE LA
ESCUELA NACIONAL
DE SANIDAD
(Notas para la Conferencia del 31 de Mayo
de 2017)
Voy a aprovechar esta oportunidad para
compartir reflexiones sobre este complejo y cambiante campo de la
Administración Sanitaria; bueno, en cierta medida serán
"meta-reflexiones" trufadas de experiencia y la valoración personal.
2- LA ADMINISTRACIÓN SANITARIA
Cuando aterricé desde la medicina en
este campo de la administración y gestión sanitaria, me llamaron la atención
dos contrastes:
- · El contraste entre la densidad y legitimidad de la medicina y la levedad de los saberes y técnicas de la gestión.
- · Y también contraste entre la solidez metodológica y práctica de la salud pública y el batiburrillo de temas y herramientas que componía los programas formativos en el "management" sanitario.
Este contraste me ha empujado desde siempre
en la búsqueda de un cuerpo doctrinal de la administración sanitaria; pero ni
siquiera con el nombre nos ponemos de acuerdo: gobierno, gestión, gerencia,
políticas, función directiva, liderazgo, management...
Me asomé entonces al citado
batiburrillo, buscando en cada elemento sus marcos científicos de referencia; y
encontré un hallazgo sorprendente: eran disciplinas muy sólidas y con una
envidiable coherencia interna. Me percaté de que esta enorme ventaja provenía
de su anclaje en un paradigmas de pensamiento propio: derecho, economía, política,
psicología, contabilidad, ingeniería, arquitectura, sociología,...
Quién tuviera esta densidad
auto-centrada, basada en cimientos fundacionales de conocimiento compartido;
pero de pronto reparé en que la propia medicina era ajena a este marco de
especialización del saber; se parecía en cierta medida a la gestión...
Y en efecto, la medicina es un caso
atípico; en medio de todas las ciencias; Andreu Segura dice que no es ciencia
sino arte (o artesanía, según talento, añadiría yo); usa la física, la química,
la biología, la ingeniería, ... para aplicarla a problemas (¿metaciencia quizás?)
Podría ser que también la
administración sanitaria fuera una disciplina aplicada, y por ello
inevitablemente oportunista y parásita obligada de otros saberes; y para ello
contaría con un armario de herramientas muy diversas para ser usadas en el
abordaje de problemas concretos.
Lo que definiría a las disciplinas
aplicadas no serían por lo tanto sus paradigmas de conocimiento fundacional,
sino el ámbito y alcance de aplicación de las mismas. Y también de los valores
y visiones con las cuales se produce dicha aplicación.
No pretendo aquí comparar a la
medicina con la administración sanitaria, más que en clave epistemológica. Está
claro que la medicina goza de mayor predicamento social que la gestión (suelo
usar la metáfora de la bata frente a la corbata).
Además, las cosmologías de ambas no
resisten la comparación en términos de aprecio social: La de la medicina tiene un aroma mágico-mítico
desde la prehistoria; adquirió prestigio humanitario y sabio desde Hipócrates a
Galeno; creció con su insaciable deseo de conocer desde el Renacimiento; y se invistió del manto de la aristocracia
científica desde la Revolución Francesa. En contraste, la cosmología de la
administración es humilde e instrumental; otros son los que le marcan los
objetivos, y ella intenta maximizar los resultados. Quizás el valor central sea
evitar el despilfarro, conseguir "valor por los recursos", escudriñar
la forma en la que se organizan y desarrollan los procesos para mejorar los resultados...
Pero la medicina, en la segunda mitad
del Siglo XX se ha ido haciendo compleja, interdependiente, cara y conflictiva;
cada vez hay más problemas para dar respuesta a necesidades y preferencias
sociales, de los pacientes y de sus familias.
Mi tesis es que desde el inicio del
presente siglo, la alianza entre bata y corbata es esencial para hacer
internamente sostenibles tanto los sistemas sanitarios públicos, como la propia
medicina moderna. La calidad asistencial hoy se nos presenta entreverada de
componentes organizativos y de gestión.
El desiderátum de la "gestión
clínica" no es un eslogan perverso de los políticos o gestores que quieren
complicarle la vida a los clínicos para que gasten menos y obedezcan más; es un
requerimiento interno, que está en el corazón de la inmensa mayoría de
nano-decisiones clínicas.
3- MACRO-MESO-MICRO
La hibridación entre medicina y
gestión (o entre sanidad y gestión, por ser más inclusivo), cuando se observa,
es mucho más conspicua de lo que en principio se imagina. Aunque en cada nivel
de gestión de viste de diferentes atuendos.
En la Macro-Gestión, domina la
política, la economía, la sociología, el derecho en su marco institucional...
Si tomamos la Salud Pública como ciencia, este también sería su nexo principal
de contribución doctrinal. Las funciones directiva de planificación y
organización dominan claramente.
En la Meso-Gestión, las ciencias
económicas y empresariales toman el relevo, acompañadas de ramas aplicadas del
derecho (mercantil y administrativo), la contabilidad, la psicología y ciencias
de la organización, la comunicación, la estadística, la investigación
operativa, la arquitectura, las ingenierías, etc. La función directiva relativa
a personas y liderazgo domina claramente.
En la Micro-Gestión, hablamos de un
territorio relativamente nuevo, donde los propios profesionales de la medicina
y la enfermería deben internalizar las disciplinas de la administración
sanitaria.
4- ADMINISTRACIÓN SANITARIA Y SALUD
PÚBLICA
Hay mucha formación en administración
y gestión sanitaria. Bueno, antes había más, ahora parece que ha decaído el
entusiasmo en la oferta.
Una gran parte de los másteres y
diplomas se producen desde las Escuelas de Negocio, y programas formativos de
Universidades dirigidos al mundo del Management.
Nosotros reconocemos que muchas de
estas ofertas tienen un importante valor; seguramente para la gestión comercial
de la sanidad tienen una gran utilidad. Pero para trabajar en entornos púbicos,
creemos que algunas coordenadas deben ser modificadas. Por eso tiene tanta
ventaja trabajar en una Escuela de Salud Pública. Es el entorno apropiado para
complementar la cantidad de servicios por calidad en la atención; para
substituir facturación por maximización del valor al presupuesto asignado; para
combinar eficiencia productiva con eficiencia asignativa.
Y, sobre todo, para llevar los
resultados de la gestión sanitaria mucho más lejos de la mera actividad, del
número de pacientes tratados, de procedimientos realizados, o de cirugías y
consultas: ir a los OUTCOMES, a los resultados remotos y finales, allá donde la
salud individual y la colectiva se vuelven a fundir en una auténtica eficiencia
social, universalidad y equidad.
5- ADMINISTRACIÓN SANITARIA Y
COMPLEJIDAD
La medicina lleva siglos adaptada a lo
más complejo y caótico que cabe imaginar: el ser humano, en sus tres
dimensiones biológica, psicológica y social. En consideración a esta obligada
convivencia con la incertidumbre, la sociedad otorga a los médicos autonomía y
holgura clínica para lidiar con la variabilidad que surge de esta complejidad.
A los gestores siempre les ha irritado
esta holgura; siempre han vivido cualquier variabilidad como inapropiada, y han
añorado el determinismo industrial...lugar donde se ha generado buena parte del
pensamiento empresarial moderno.
Pero la gestión pública tiene que
acostumbrarse a convivir con una creciente dosis de incertidumbre, si quiere
adaptarse a la diversidad de situaciones políticas, económicas, culturales,
sociales, tecnológicas, educativas,... a necesidades y preferencias de
pacientes.
Curiosamente los médicos jóvenes
empiezan a compartir la añoranza de una ciencia más dura y determinística.
Quizás sea por la aparente linealidad de las preguntas de respuesta múltiple
del examen MIR. Para compensar esta
tendencia, y redimirles de una idea equivocada que les puede hacer sufrir mucho
con los pacientes, suelo usar la metáfora del surfista...
Un surfista profesional tiene una
buena tabla (conocimientos), acumula experiencia de muchos años (competencia);
pero ha de improvisar con cada ola en la que surfea; y además, ha de disfrutar
de la variación y la diversidad. No puede pedirle a las olas que se comporten
bien; que no varíen su curso; que sean similares; que se adapten a un plan
establecido.
Pues el símil también nos vale a los
gestores y directivos: aquí en la Escuela Nacional de Sanidad contribuimos a
que cada cual salga con una buena tabla de surfear; y también le damos un kit
para que la pueda ir arreglando y perfeccionando... porque también enseñamos una
importante asignatura: aprender a aprender.
Pero la experiencia ha de dársela el
mundo exterior... y aquí se necesita un cambio drástico en la estabilidad,
progresión y promoción de la carrera gestora y directiva. De esto ya se ha
hablado y no quiero insistir; pero en este reto del SNS nos jugamos conservar y
acrecentar el capital directivo para el buen gobierno del sistema, para abordar
reformas y para garantizar su sostenibilidad.
6- GOBERNANZA Y ÉTICA COMO CRISOL DE
INTEGRACIÓN
No puedo dejar de citar el nexo entre
gestión y profesionalismo; la ética de servicio público debe fundirse con la
ética sanitaria, para crear los cimientos de una gobernanza virtuosa; no sé si
esto se puede enseñar; lo intentamos; pero es el conjunto de la sociedad, y sus
representantes políticos y sociales los que a través de la ejemplaridad de sus
comportamientos más pueden hacer, o dejar de hacer, para consolidar un espacio
de decencia, honradez y compromiso.
Como
solía decir Joaquín Ortuño en estas aulas… referido a los médicos, pero
aplicables a todos: “Los sanitarios atesoran un gran repositorio de compasión y
buenos sentimientos; y la gente lo sabe y lo valora. Pero no es fácil ser un
islote de grandeza moral en medio de sociedades corruptas e indecentes”.
7- LA INTRA-HISTORIA DEL MASTER
Combinando todo lo anterior, creo que
la historia evolutiva del MAS ha ido incorporando y desplegando todos estos
elementos.
En la primera época el MAS era un
programa presencial intensivo de un año; la gran mayoría de los estudiantes nos
los mandaba la Dirección General del INSALUD; Lola Ruiz Iglesias lo puso en
marcha, con un aroma británico y la pasión que ella pone en todas las
encomiendas.
Al otro lado del pasillo del Pabellón
6, Manolo Evangelista, Santiago Rubio y Begoña Maestro (tempranamente fallecida
tras su jubilación), trabajaban en paralelo montando un Master en Economía de
la Salud. Intentaron hacer un programa integrando visiones diversas: las de
José Barea y Vicente Navarro; titánica tarea para los que conocieron a los
protagonistas.
En paralelo se desarrolló un
potentísimo programa de formación en Gestión de Enfermería, impulsado por la
infatigable Lola Royo; y con menos extensión, también iniciamos línea de
formación específica para las direcciones de gestión.
Otras personas continuaron la tarea
del MAS en los siguientes años; Ignacio Riesgo, Pedro García y yo mismo. Luis
Ángel Oteo sube a bordo a partir de 1996, creo recordar. Y en este momento
empezamos a integrar líneas formativas para potenciar la imagen integradora del
Master en Administración Sanitaria.
Esto lleva a crear a finales de los
años 90 dos especializaciones, y cursos puente de integración para otras
trayectorias formativas.
Otras cosas ocurren en el camino: la
colaboración con la UNED nos lleva a aprender a desarrollar unidades didácticas
para la formación a distancia, que empleamos en el curso de experto en gestión
clínica, y en el máster en dirección médica y gestión clínica. De la mano de
Juan Gimeno, profesor y luego Rector de la UNED, lanzamos una línea
colaborativa de formación en gestión clínica que ha sido una de las historias
de éxito más importantes de esta casa.
En 2001 recibimos el premio a los
mejores materiales didácticos de la UNED; y el mérito, además de atribuírselo a
los autores de los textos, debemos hacerlo tanto a Santiago Rubio que les
presionó para cumplir plazos, y a Paco Fernández que de forma diligente fue
editando los textos.
Y sobre este legado de unidades
docentes reconstruimos el propio MAS; cuando fuimos moviéndonos hacia el
formato de educación a distancia. Primero fueron los 8 libros en la colección
de DIAZ de SANTOS. Y al poco tiempo nos dimos cuenta de que los libros se
desactualizaban y hacía falta otra forma de trabajar.
Nace así la idea de usar la
colaboración con la UNED para mover el MAS del territorio de títulos de la ENS,
al de títulos oficiales; títulos BOLONIA, del espacio europeo de educación
superior. Luis Angel Oteo y yo mismo hicimos un acopio de energías, y decidimos
poner al día todos los temas y volcarlos en el ESPACIO UNED como textos de
acceso abierto; otro acierto, que nos lleva hoy a tener una de las webs más
consultadas, con más de 400.000 descargas, y buena parte de los textos docentes
traducida al portugués, por el uso que le están dando en Brasil.
De nuevo el mérito de esta reescritura
y ampliación de nuestra colección está en los autores, pero también en Miguel
Carrasco (revisor) y Luis Angel Oteo (revisor al cuadrado)… y en Paco Fernández
como editor universal de los textos on-line. Santiago Rubio en esta época ya
estaba jubilosamente jubilado… y bien que echamos en falta su enérgica
capacidad de asustar a los autores retrasados en plazo.
José Ramón Mora fue el artífice de luchar
contra un monstruo de cien cabezas llamado ANECA; un paraíso de pedagogos que
piden papeles para validar y acreditar cursos, y que por la elegancia de este
acto me abstendré de comentar sobre su validez interna, externa y
mediopensionista. Chema Antequera ha retomado ahora esta ingrata pero necesaria
tarea.
Felizmente conseguimos acreditarnos
como master universitario oficial, y de ahí la amorosa U que convierte al MAS
en un sonoro beso estampado en la cara de nuestros estudiantes MUAS.
Creo que el MUAS ha sido un gran
acierto; no sólo porque para 60 plazas entran 500 solicitudes, incluso en época
de sequía de inscripciones. Creo que es un buen producto, y las encuestas a
estudiantes lo están expresando. Ahora está acabando la tercera promoción y
aunque extenuados, estamos contentos de haber podido acreditar el título tras
la auditoría del pasado año, y relanzar el programa para que el MUAS-4 tenga
más nervio presencial y académico.
En la siguiente mesa cederé la palabra
a mis compañeros; será en una clave más personal y evocadora que académica;
pero bien está hacerlo así…
8- UNA PEQUEÑA HISTORIA PERSONAL
Cumplo ahora 25 años desde que en 1992
llegué a esta casa; me lo pidió José Manuel Freire, cuando estaba acabando mi
Master en Londres; vine provisionalmente para estar una corta temporada… y ya
ven ustedes; primera conclusión: ojo con las provisionalidades.
En los 12 años anteriores desde que
acabé mi carrera de medicina, tuve un intenso aprendizaje en la gestión del
Sistema Nacional de Salud, fundamentalmente en esa gran escuela, injustamente
olvidada, que fue el INSALUD.
Confieso que siempre me ha fascinado
cómo funciona un sistema tan grande y complejo como el sanitario. Y de hecho
contaré una pequeña historia, la mía, explorando las instituciones buscando el
centro del alma del sistema. Una búsqueda más filosófica que científica.
Empecé trabajando de inspector médico;
pronto me encargaron tareas de gestión; allá en Segovia y luego en Alcorcón.
Tenía una gran ignorancia, pero el respaldo de una institución impresionante y
poderosa como era el INSALUD. Y eso tranquilizaba. Importante soporte cuando
nos tocó afrontar la epidemia del síndrome tóxico, que tuvo un gran efecto en
poblaciones periurbanas de Madrid.
Luego el destino me llevó a ser el
director del hospital de Móstoles; hablo de una época donde aún no se había
inventado el término “gerente”; bueno, al destino le ayudó que nadie quería ir,
por ser un lugar muy conflictivo, y me mandaron al estilo INSALUD…
Médicos, enfermeras y el resto del
personal estaban aterrorizados de abrir un hospital; eran muy jóvenes e
inexpertos; pero les tranquilizaba verme a mí al frente de aquello. Lo cual era
inexplicable, porque yo era aún más joven e inexperto, y aunque no lo
manifestaba, tenía más pánico que ellos. Sólo me consolaba saber que tenía el
respaldo de la Dirección Provincial del INSALUD; donde iba a pedir cosas, a que
me aconsejaran, y me consolaran…
Un tiempo después me nombran
subdirector provincial de servicios sanitarios del INSALUD de Madrid. Reuníamos
a todos los directores de hospitales, y de las sectoriales de ambulatorios en
nuestra salita de reuniones de SAGASTA 6; era lo peor de la crisis económica;
ni un solo euro para invertir; mi Director Provincial era un internista del
Ramón y Cajal muy decidido pero más inexperto que yo. Todos creían que
estábamos en control de la situación; y esto les ayudaba; pero nosotros sólo
confiábamos en la gente de la DIRECCIÓN GENERAL DEL INSALUD, en la calle ALCALÁ
56; menos mal que ellos sí que estaban en control de la situación…
Como si buscara el santo grial, mi
siguiente trabajo fue de asesor de planificación del DG del INSALUD; el sancta
sanctorum de la sanidad española. Sin embargo no encontraba yo fácilmente el
alma del sistema entre tantos pasillos, tanta burocracia y tanta tempestad de
movimientos. Es más, parecía como si ellos confiaran en que en los hospitales y
en las direcciones provinciales estuvieran en control de la situación.
Menos mal, pensaba, que allá en el
Paseo del Prado, en el Ministerio de Sanidad, había una lucecita encendida que
velaba por la sanidad.
Y hacia esa luz me dirigí. Mi
siguiente trabajo fue de jefe de servicio de acreditación y calidad asistencial
de hospitales. Y de pronto observé que en el Ministerio tampoco estaban en
control de nada, e incluso estaban mucho más lejos de la realidad de lo que yo
imaginaba; vivían en un mundo de formas y sombras chinescas, regulaciones y
conspiraciones que se iniciaban en un recodo del pasillo y acababan en la
cuarta planta. Ellos confiaban en silencio que el INSALUD estaba en control de
la situación y que gracias a eso podían seguir haciendo estrategia sistémica de
fantasía sin ningún peligro real.
Me di cuenta entonces de lo portentoso
del esquema organizativo. Nadie estaba en control, y aquello medio iba
funcionando. Pero para que fuera posible, todos debían estar persuadidos de que
alguien estaba en control de la situación. Este fascinante hallazgo me motivo a
entrar en el estudio de los sistemas complejos adaptativos, y a replantearme
cómo funciona realmente el gobierno y la gestión en contextos de complejidad y
caos.
Pero; también he de decir, que cuando
una organización compleja tiene un líder y un proyecto, y éste empujan abriendo
espacios de futuro, con suficiente inteligencia y perseverancia… se pueden
hacer cosas y se demuestra que las personas marcan la diferencia.
Es importante tener ventanas de
oportunidad; y aprovecharlas; entre 1987 y 1991 el destino me dio esta
oportunidad, con casi cuatro años de responsable de Planificación Formación e
Investigación de la Consejería de Salud de Madrid. Una etapa de proyectos y
realizaciones inesperada e impresionante…
Y aquí acaba la historia; tuve una
crisis en 1991: demasiados cargos y responsabilidades, y poca formación; y
decidí liarme la manta a la cabeza, pedí el cese a mi consejero y me largué a
Londres a estudiar mi máster en Health Planning
and Financing. Un año durísimo en lo personal pero maravilloso en lo
intelectual.
Y una confesión final; a mi vuelta era
una persona madura, sobradamente experimentada y preparada. Honestamente, yo
creía que tendría oportunidades de aplicar el conocimiento en alguna
responsabilidad en el sistema sanitario. Pero nunca volví a tener una oferta de
alto cargo en el sistema. No quiero desmoralizar, pero parece que las reglas
del juego no han sido ni son del todo meritocráticas.
Pero esta renuencia del sistema a
emplearme, tuvo la virtud de anclar mi carrera en el mundo académico; donde he
sido enormemente feliz y me he realizado en mi más profunda aspiración:
estudiar, pensar, compartir, reflexionar… estar con centenares de compañeros y
compañeras, e intentar transmitir
conocimientos, infundir ánimos, y generar valores necesarios para afrontar el
día a día en las trincheras del sistema sanitarios.
9- ENTRE LA SATISFACCIÓN Y LA
DECEPCIÓN
Tras 25 años veo muchas generaciones
de profesionales con los que he compartido este magnífico espacio docente de la
ENS; y no puedo ser más feliz, ni sentirme más satisfecho. Pero no puedo mirar
ilusionado al futuro; no sólo porque mi
edad marca un límite biológico-laboral; también porque asisto impotente a la
ausencia de docentes que puedan hace el relevo generacional; la jibarización
progresiva de la ENS corresponde con una disminución del tamaño y funciones de
la administración general del Estado en la función de sanidad. Como si estar
transferida la sanidad supusiera el cierre de las funciones centrales.
No he parado desde 2002 de avisar y
denunciar este despropósito. Toda la literatura dice que las organizaciones
complejas se gestionan fundamentalmente por conocimiento. Pero veo que la
visión dominante el Estado central escapa de responsabilizarse de los servicios
personales, sanidad, educación y servicios sociales; los servicios de
Bienestar. Y enfoca su visión desde las tres ERRES: recaudar, repartir y luego
regañar. A una enorme distancia terapéutica de los problemas. Así no se
cohesiona; así no se dirige; es un enorme error, que pagaremos caro.
En todo caso, serán las nuevas
generaciones las que deban ir enfrentando el problema; yo no quiero caer en la
decepción o la melancolía; al menos no aquí y ahora; prefiero quedarme con lo
realizado; que creo que es mucho.
Nuestros antiguos estudiantes hoy
están en primera línea, y han sido y están siendo parte esencial de la
respuesta que la sanidad española ha dado a los problemas de la crisis
financiera manteniendo la operatividad de los servicios. A ellos quiero
rendirles homenaje en este momento. Son la razón de ser de esta casa; son la
esperanza del SISTEMA NACIONAL DE SALUD; y son la buena gente que justifica una
vida dedicada a la docencia.
Muchas gracias; de todo corazón;
muchas gracias.
Gracias a ti Repu, a todos vosotros. [Conocimiento + Compromiso] es la fuerza motora que mueve el mundo para bien. Todo lo demás es vanidad.
ResponderEliminarEnhorabuena!
Gracias por tu artículo Pepe, por su contenido, por su sensibilidad y por tu estilo literario que es muy hermoso. Un abrazote y un besazo
ResponderEliminarGracias por compartir estas reflesiones, desde la experiencia y conocimiento
ResponderEliminarJavier
Estoy muy agradecido a todos los que me han enviado comentarios, que han sido positivos. Estoy persuadido de que trenzar narrativas de trayectorias vitales con las institucionales y las del conocimiento, nos ayuda a ubicarnos en un mundo bastante loco e incomprensible.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias
Repu
Querido colega: me temo q tu cita de Andreu Segura está equivocada. Andreu sostiene justo lo contrario y explica que "ars" ,no es arte sino oficio, "eso" que se aprendía con el maestro
ResponderEliminarSupongo q habrás tenido la oportunidad de contrastarlo y ver los artículoa en los q expresamwnte lo dice, no????
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