sábado, 4 de mayo de 2013

Muere un inmigrante con tuberculosis en baleares: ¡nadie tiene la culpa!: INDECENTES



Algunos celebran el aniversario del REAL DECRETO LEY 16/2012: curioso título el que le pusieron para ocultar la dura verdad de los recortes y el desamparo de los más débiles: “medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud y mejorar la calidad y seguridad de sus prestaciones”.
He aquí el párrafo que dice lo que entra para excluir lo que calla:

Asistencia sanitaria en situaciones especiales.

Los extranjeros no registrados ni autorizados como residentes en España, recibirán asistencia sanitaria en las siguientes modalidades:

a) De urgencia por enfermedad grave o accidente, cualquiera que sea su causa, hasta la situación de alta médica.
b) De asistencia al embarazo, parto y postparto.

En todo caso, los extranjeros menores de dieciocho años recibirán asistencia sanitaria en las mismas condiciones que los españoles.»

Y lo que calla es mucho; muchísimo; tanto como desactivar la acción integrada de un sistema sanitario complejo para que actúe de forma rápida y coordinada ante los problemas de salud de las personas y las familias. Al fragmentar, señalar, excluir, asustar con facturas, y lanzar una nube de confusión, este marco normativo no hace sino incrementar los propios problemas que ya tiene la medicina moderna especializada para hacer frente a enfermedades complejas; problemas que se incrementan al tratar personas de grupos sociales con poca tendencia a acudir regularmente a las consultas, y dificultades culturales o lingüísticas para  expresar problemas y atender a las indicaciones.   

Ahora tenemos una muerte encima de la mesa. Nadie ha sido. El Real Decreto Ley no decía que no se le atendiera; estuvo en el centro de salud; estuvo en urgencias; el triage de la enfermera de la entrada fue correcto; el médico no podía hacer más que lo que hizo; quizás le dijeron que volviera y no vino a consultas; quién sabe si no se tomó el ibuprofeno o el antibiótico; resulta que aunque se le dijo que se le iba a facturar en urgencias, era sólo un trámite formal y no debía tomárselo en serio…

Nadie ha sido, repito. Pero, ¿y si miramos a nuestras conciencias? Seguro que toda la cadena asistencial puede mirar para otro lado, pero si mira hacia dentro, y no ha perdido la capacidad crítica y la humanidad, verá que algo ha tenido que ver, o que podría haber hecho algo más. Seguro que el colegio de médicos encontrará que no se contravino la “lex artis”. ¿Tranquila la Consejería de Salud y el Servicio Balear de Salud? ¿Tranquilo en Ministerio de Sanidad?... y esos comunicadores sociales que agitan contra el TURISMO SANITARIO, o el EXCESO DE SOLIDARIDAD…

Finalmente todos y cada uno de nosotros; de los ciudadanos. Nuestra comodidad y pasividad, cuando no el gen xenófobo latente, nos ha ido adormeciendo en la necesidad de protestar por las leyes injustas. También somos responsables.

Pero no todos lo somos por igual. Los que no saben usar su capacidad política y legislativa para gobernar con sensatez, clemencia y pericia los asuntos públicos tienen mucha más responsabilidad. Sensatez, porque es falso que excluir inmigrantes de la prestación del SNS ahorre dinero; es inclemente porque son los más débiles los que han de pagar, buscando un chivo expiatorio sobre el cual se ensalce la ventaja de ser español de pura cepa; y finalmente denota una falta de pericia técnica, porque la desatención de esta población en las rutas convencionales genera más gasto: ¿cuántos bacilos de Koch habrá estado difundiendo el paciente durante las semanas que duró su periplo entre centros sanitarios, hasta morir en su casa?

Afortunadamente unos pocos se salvan. Estos activistas que desde ONGs, profesionales, y grupos de ciudadanos están intentando cada día que no se produzca desatención, minimizando el efecto del abandono sanitario y social a los inmigrantes.

Por estas pocas personas podemos salvar moralmente al género humano; desde mi sentimiento personal de culpa, quiero rendirles un homenaje, a la vez que pido a todos un recuerdo por el joven senegalés de 28 años que vino a España buscando un futuro mejor, y acabó falleciendo de una muerte ABSOLUTAMENTE EVITABLE.

No pido a los responsables políticos e institucionales nada; su pulsión por justificarse parece que les ha hecho insensibles tanto a los argumentos como a los sentimientos. Una pena, pero es lo que hay. Sólo los votos les pueden colocar en su sitio.  O sea, que vuelve a ser nuestra responsabilidad ciudadana para el futuro. Más claro: NO VOTAR AL QUE DEFIENDA LA LEY 16/2012. Más claro imposible. Eso nos toca a todos ahora: dejar meridianamente claro qué somos y en qué creemos.


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