Me deja abatido y perplejo la noticia sobre el asesinato en Nigeria de
nueve mujeres cuyo único “delito” era ir vacunando de Poliomielitis a niños por
las aldeas.
¿Quién lo ha hecho?, preguntamos indignados…
“… las sospechas apuntan a los islamistas radicales de Boko Haram, que
rechazan de plano lo que denominan medicina occidental y combaten a las autoridades
para imponer la sharía, la ley religiosa, en el país. Nigeria es uno de los
tres países donde la polio —el virus puede causar casi de inmediato parálisis
permanente— es aún endémica…”
Pero, sigue el artículo señalando que no sólo en Nigeria han
muerto sanitarios cumpliendo con su deber…
“…Otro es Pakistán, donde entre diciembre y enero, al menos 16 personas
—la mayoría mujeres— empleadas en campañas de vacunación fueron asesinadas por
los talibanes. El tercer país es Afganistán…”
Aquí puede acometernos la santa ira contra los fundamentalistas
religiosos; o incluso, sacar los resabios carpetovetónicos y tildar de
salvajismo a los islamistas o al islám…
El País aclara una parte de la historia que parece ocupar un
segundo plano…
“… La desconfianza, cuando no el rechazo frontal, de líderes musulmanes
fanáticos a las vacunas viene de lejos pero se ha agravado en los últimos
tiempos después de que la CIA montara una falsa campaña de vacunación en
Abbottabad (Pakistán) para confirmar la identidad de Osama bin Laden y
capturarlo (la película La noche más oscura le dedica incluso una fugaz referencia).
El médico paquistaní que dirigió aquella inmunización fue condenado a 33 años
de cárcel por traición…”
Vaya, vaya, vaya… Resulta ahora que la ejecución
extra-judicial en operación militar de EEUU y la CIA, ha tenido una cascada de
efectos secundarios; una falsa campaña de vacunación ha llevado a crear una
coartada verosímil para que los soldados fanáticos desaten su venganza en
pobres e inocentes mujeres que intentan evitar una generación de niños
paralíticos en las aldeas más pobres de la tierra.
Pero, ¿no deberíamos preguntarnos quién es más salvaje en
esta historia?; o ¿Quién es cuando menos tan responsable o más por esta
catástrofe? Las pistolas no son culpables; lo son los que las disparan; y lo
son también los que manipulan a los fundamentalistas que lo hacen… y lo son los
que debiendo dar ejemplo de valores de respeto a la justicia y a la legalidad
nacional e internacional, se arrogan el derecho de imperar en un mundo caótico,
para hacerlo más caótico e inhumano aún…
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