domingo, 29 de diciembre de 2019

RECONDUCIR EL CONFLICTO CON EL INDEPENDENTISMO CATALÁN FUERA DE LA SENDA UNILATERAL Y DENTRO DEL CAMINO DEL DIÁLOGO… INTERESA A LA GRAN MAYORÍA.


Ya que hemos de convivir mucho tiempo con este florecer del nacionalismo y regionalismo (hasta León ya quiere autodeterminarse de Castilla la Vieja), más vale que aprendamos a diferenciar situaciones, afilar la capacidad de análisis, aprender a discrepar sin descalificar, y seguir siendo amigos y buenos vecinos.

En el escenario actual yo veo que hay dos corrientes de acontecimientos judiciales distintos, aunque interrelacionadas. La primera tiene que ver con la prisión provisional que se aplicó a Junqueras y demás encausados de sedición-rebelión, que fue una injusticia, una desmesura y un error que, combinado con las inmunidades europeas, ha llevado a un callejón sin salida desde el punto de vista del proceder jurisdiccional.

La segunda tiene que ver con el enjuiciamiento y condena de actos políticos que implicaban una acción unilateral que rompía el marco normativo constitucional español; en este caso, sensu contrario, sería muy difícil imaginar un sobreseimiento de esta acción, ya que, por su propia lógica, la desobediencia consciente y deliberada de la constitución, no puede quedar impune judicialmente sin negar el propio orden que sustenta a la justicia.

El que la justicia europea reponga la inmunidad a los (ahora) reos y a los encausados fugados, e incluso, que pueda sacarles de la cárcel, negar el suplicatorio y mantenerlos en una burbuja de protección por su acta de eurodiputado… no altera un ápice la situación legal ante la justicia. Los siguientes políticos independentistas o soberanistas que buscaran otra oleada de acción unilateral, y aquellos de la primera oleada que no tengan acta de eurodiputado, pasarían a tener el mismo problema… y no creo que haya asientos suficientes en el Parlamento Europeo para inmunizar a muchos más políticos independentistas catalanes.

Finalmente, toca volver al tablero de la estrategia, por más que los fuegos artificiales de los conflictos, represiones, y precursores de bombas caseras llenen las páginas de los periódicos. Y lo que muchos vemos es que el nacionalismo español ha despertado, su brazo político más audaz (Vox) ha contaminado al PP (ya no es el abúlico Rajoy), y ha tensado a los barones del balcanizado PSOE hasta el límite de la desobediencia partidaria. Otra vuelta de tuerca nos pone a la derechona a gobernar España.

Sólo los que practiquen el cuanto peor mejor, van a estar satisfechos. No creo que se pueda vencer “a lo Ghandi” a un gobierno autoritario de partidos en clave ultranacionalista españolista, y con la sartén por el mango de una Unión Europea que no va a arriesgar nada contra un socio principal, y para la cual el gobierno de España tiene la capacidad de veto para incorporaciones de nuevos socios (el caso de Kosovo es una clara señal anticipatoria).

Un posible plan B, de corte claramente insurreccional y violento, creo que traería sufrimientos incalculables a todos, pero sobre todo a los que lo promovieran y a la sociedad catalana. La memoria de la cruel contienda planteada por ETA no queda tan lejos (900 muertos en atentados, 50 años de miedos y extorsiones, represión policial poco controlada, y varios miles de presos en cárceles de toda España)… y además no sirvió para nada; la mayor autonomía fiscal y competencial de la que goza Euskadi, viene de los fueros medievales de sus diputaciones… no de la gloriosa lucha de los gudaris…

Por lo tanto, creo que nos toca reconducir la situación; una legislatura que active una agenda social respetuosa con los equilibrios macroeconómicos (en lo posible), ya vendría bien para mejorar la vida de la gente, desdramatizar y que las pasiones volvieran a los cuarteles de invierno… Y el conflicto político de España con Cataluña, que es innegable, reconducirlo hacia vías de negociación y de acción no unilateral.

jueves, 5 de diciembre de 2019

EL MÉDICO COMO ÚLTIMO VESTIGIO DE SERVICIO PÚBLICO EN PUEBLOS VACIADOS


Primero se quedaron sin trasporte público; se fue la farmacia; también el colegio; luego el bar cerró; la enfermera se amortizó; el cura ya no daba misa; lo que fue pueblo, ahora es pedanía olvidada y vaciada. Sólo queda el médico; sólo, e intentando hacer frente a un puñado de vecinos dispersos en diferentes anexos.

Todos se resisten a “perder al médico”, como si fuera el último vestigio de su continuidad amenazada; lo capturan como símbolo de su resistencia a desaparecer. 

Pero… ¿es función del médico suplir la desbandada de los demás servicios públicos y privados?  ¿No estamos matando moscas a cañonazos?; ¿no sería más bien necesario un buen sistema de conexión de trasporte y telecomunicaciones, y cobertura de servicios sociales a pueblos aislados y envejecidos?

¿Cómo explicarles que un médico va dejando de serlo, cuando trabaja asilado, se dedica a una población minúscula, y no puede actualizarse a través de una práctica clínica más amplia y enriquecida?

¿Cómo mostrarles que una concentración de médicos y enfermeras en un Centro de Salud, con buenos trasportes para consultas y emergencias, y cobertura periódica en consultorios locales, puede dar más y mejor servicio a todos? Especialmente cuando hay una verdadera urgencia…

Otro día podemos hablar de tener maternidades abiertas do­nde casi no hay partos. No se trata de costes, se trata de calidad y seguridad.

La enfermedad se llama desconfianza ciudadana; agravada por la irresistible tentación del oportunismo político.

Las soluciones no son fáciles; pero estropear los proyectos sí. Así vamos manteniendo nichos de irracionalidad y desatendiendo oportunidades de mejora.