No me creía lo que había leído Fui a la web de SEDISA (Sociedad Española de Directivos de Salud), y me bajé el informe sobre sostenibilidad y reformas, con las recomendaciones para la sanidad de esta sociedad. Y el asunto era peor de lo que me imaginaba. Como me dio mucha pena el abundamiento en tópicos, y algo de rabia constatar el sometimiento a los mantras políticos dominantes, decidí dejar el estudio del texto para otro día que tenga más tiempo y ganas...
http://bit.ly/10dX7cE
No obstante, el párrafo que atrajo mi atención si merece un breve comentario, en línea con la insoportable levedad del pensamiento sanitario dominante en la gestión, que aborrezco profundamente.
1- ¿Desempolvamos el viejo debate para que los médicos vayan dejando de ser funcionarios-estatutarios, y pasen a ser laborales?. ¿No es suficiente con la década perdida en este debate en los años 90, y con la enorme OPE que se acumuló y que hubo que resolver en medio de un lío y un desbarajuste de plantillas fenomenal?.
2- Pensemos un poquito más... ya sé que duele... pero es necesario cuando hablamos de temas serios. El problema radica en la falta de confianza de los empleados sanitarios en los políticos y gestores... después de lo que se ha hecho en 2012 y 2013, la poca que había se ha evaporado: no renovación de interinos, eventuales y laborales... los únicos "precario-laborales" que no tenían el contrato blindado en centros públicos. Y que nadie se engañe: buena parte de la hostilidad de la BATA ante la CORBATA de los hospitales privados con financiación pública y gestión empresarial con ánimo de lucro, radica en la posibilidad de trasferencia abusiva de riesgos por parte de los gerentes para ahorrar, derivar o cambiar los perfiles de la práctica profesional contra las convicciones de la lex artis.
3- ¿Más claro?: los médicos y las enfermeras aceptarían (aunque a regañadientes) un modelo más flexible si se fiaran de que el esquema organizativo defiende el interés general. Una FLEXO-SEGURIDAD y calidad de empleo razonable y estable, con criterios meritocráticos y capacidad de recurso y apelación para defenderse de la eventual arbitrariedad caprichosa de otros (médicos o gestores). Pero tras la traumática experiencia de la contracción de empleo, los nombramientos empresariales de jefes clínicos, y los abusos en instrucciones gerenciales sobre actuación clínica, lo lógico es que los sanitarios piensen que la opción real es entre FUNCIONARIZACIÓN o SODOMIZACIÓN.
4- Este es el debate, y por ello la única opción es construir confianza; lo que venimos diciendo sobre la necesidad de un contrato social renovado y estas cosas. Creerme, de poco ayuda el que la tribu de gerentes venga ahora a contar trivialidades intemporales que están fuera de contexto.
5- ¿Verdad que no hace falta comentar ya lo de que el 40% del sueldo dependa del contratador?: el problema no es de porcentaje; es de legitimidad directiva y de instrumentos que permitan saber qué demonios es o no es una buena práctica. Quién y cómo se define: ¿calidad, alta tecnología, ahorros, satisfacción, etc?. Muchas dimensiones, poca y cambiante evidencia, falta de consenso social y profesional, subdesarrollo de sistemas de información y comparación de desempeños, etc.
6- Con las herramientas que tenemos ahora, creo honestamente que se pueden identificar algunos problemas de desempeño, así como también señalar elementos de excelencia. Pero en la gran masa de la campana de Gauss no es fácil delimitar integradamente la eficiencia, efectividad, calidad, y seguridad; y en trabajo hospitalario, donde la producción es colectiva, múltiple y acoplada, atribuir hasta el 40% del sueldo de un médicos singular a un algoritmo con métricas de desempeño, es un acto de fe totalmente fuera de la realidad.
7- De nuevo... a pensar un poco: la clave está en la gestión clínica, en el empoderamiento de los profesionales, en objetivos pactados y formalizados en acuerdos de gestión clínica, en evaluación de desempeño razonada y dialogada, y en aplicación de bonificaciones y penalizaciones que han de ser necesariamente tan blandas como débiles son todavía los instrumentos de medición evaluativa. Y sobre todo, contar con la motivación intrínseca de los profesionales (su inclinación natural por el trabajo bien hecho y la reputación asociada): si debilitamos las barreras y los conflictos de interés existentes, conseguiremos que se alineen las visiones e intereses: se trata de que el comportamiento virtuoso no sea heróico.
8- Más claro aún: no creo que existan incentivos en el mundo que hagan que un canalla o un psicópata se comporte como Ghandi, Mandela o Sor Teresa de Calcula (elegir según preferencias). La gestión debe ser modesta y centrar su esfuerzo en crear las condiciones para un buen trabajo profesional. Quitar impedimentos y facilitar medios. Y hacerlo bien sería ya de una utilidad enorme. Mucho más que esta vanidosa proclama de empresarialismo industrial mecanicista, que vale poco para las cadenas de producción, y nada para las organizaciones profesionales, basadas en la complejidad, el conocimiento y la turbulencia tecnológica.
8- Me manifiesto totalmente en contra del neoimperialismo de LA CORBATA SOBRE LA BATA; y eso que me he dedicado a la gestión, me dedico a formar gestores, y conozco por mi época de Inspector Médico a una parte muy poco presentable y muy golfa de la profesión médica. Pero la solución no está en la vuelta a la esclavitud o el servilismo. Y la sociedad lo sabe, cuando otorga más confianza a los médicos que a los políticos (y que a la gran mayoría de grupos profesionales).
Ea; no más regaños por hoy; la penitencia a los amigos de SEDISA, además de este modesto escarnio semi-púlbico que les dedico, será la de dedicar un rato cada día a pensar en lo que dicen... y quizás también a decir lo que piensan realmente (aunque no les guste a sus jefes políticos de turno).