La historia no suele ser compasiva con quienes defienden
burdamente sus posiciones, con los que se anclan evocando un pasado heroico y
centenario, con los que tienen "miedo a volar", e incluso pánico a
abrir la mente para que entren nuevas ideas, experiencias y realidades.
La Federación de Servicios Públicos de la Unión General de Trabajadores de Madrid, ha sacado un curioso comunicado, con el título de "UGT alerta sobre la moción de buen gobierno", que aprobó la Asamblea de Madrid por unanimidad
el 22 de Octubre...
Este texto, paradigmático de una forma de entender la crítica
sindical que aborrezco, me da pie a criticar a los críticos, y a deslizar
algunas ideas sobre la orientación de estas valiosas políticas de cambio en la
función de Gobierno sanitario.
Sin tapujos: UGT se ha convertido en un sindicato muy miope: sólo parece ver lo que
tiene delante de las narices, y lo que afecta al grupo de empleados más
sólidamente anclados en la función pública, en el empleo de calidad, ... y en
la propia "tecnoestructura" del aparato sindical. Siempre me ha
parecido que el otro gran sindicato ha sido capaz de tener una visión más
amplia, con más curiosidad por el mundo exterior y por el futuro; este
comentario favorable a Comisiones Obreras no impide mis críticas a la
reacciones igualmente miópicas en el caso de la "Gestión Clínica".
En todo caso, puedo disculpar parte de la estrechez de horizontes
por la desconfianza en los gobiernos, ya que venimos de épocas en las cuales
los trabajadores y sus sindicatos han sido objeto de ataques muy fuertes, prolongados
e injustos. Pero sólo puedo disculpar una parte de la retranca y la suspicacia.
La UGT fué el sindicato donde militó mi abuelo Santiago en la
primera mitad del siglo pasado; me contaba mi abuela Sofía que había asistido en Sahagún a los mítines del fundador Pablo Iglesias... El problema es que UGT se ha ido convirtiendo en un ave gallinácea, de
corto vuelo, a la cual es difícil convencer de que los sistemas sociales
precisan reformas para superar cambios históricos que no cabe negar ni obviar.
Mientras todo el mundo observa consternado en sanidad el cíclico
descabezamiento de los directivos por cambios políticos o partidarios, este
problema parece no inquietar a los inclementes sindicalistas sanitarios de UGT,
cuya preocupación parece ser precisamente la contraria... "¿La
profesionalización de la gestión generará una élite de gestores de difícil
remoción?"
¿Y si el coste de no tener élites es tener "GERENTES
CORTESANOS" (directivos atentos a agradar al político de turno y cuya
prioridad es que no haya ruido)?... pues parece que casi mejor... Estos
Gerentes son menos competentes (no duran más que cuatro años y no pueden
aprender bien el oficio), son más débiles (se les asusta haciendo ruido), no tienen
ni poder ni autoridad suficiente, y por todo ello, resultan contrincantes más
cómodos para el sindicalismo tradicional de trinchera, al ser más dúctiles y
maleables.
Los sindicalistas nórdicos del mundo de la empresa privada no
entenderían fácilmente esta línea argumental; si su empresa tiene una dirección
que no dirige, es posible que se vaya al abismo y se arriesguen los puestos de
trabajo. Y en el sector público aún lo entendería peor, porque si los
directores no dirigen, y se deterioran los servicios, una mala sanidad,
escuela, o servicios sociales... erosiona la calidad de vida de los
trabajadores. Claro... por eso es tan difícil hacer buen sindicalismo en
entornos de complejidad, y también por eso hay que descartar el pensamiento
simplón y lineal (barricadas entre ellos
y nosotros).
Mientras toda Europa discute sobre la necesidad del Buen Gobierno,
y los países más avanzados en la gestión de servicios de bienestar profundizan
en estructuras que faciliten la rendición de cuentas a la sociedad, la
trasparencia, la participación, la inteligencia en el control de la gestión, y
las normas que reduzcan conflictos de interés, aquí se mira con suspicacia la
idea de configurar escenarios de gobierno participativo y visible que module la
excesiva jerarquía política y matice los altos costes de interferencia
partidarios en la gestión. Parecen bobadas de profesores ingenuos y descarriados.
En medio de un conservadurismo feroz, surgen preguntas retóricas como
balas... "¿Quién formará las juntas
de Gobierno de los centros?, ¿Van a estar en esas juntas representados todos
los estamentos?, ¿Qué cometido real y qué capacidad de acción tendrán esas
Juntas?, ¿Cómo se van a elegir esos miembros?, ¿Quién los va a elegir?, ¿Qué
papel le queda al gerente del centro?, ¿Y al resto de miembros de las
direcciones?"
Porque estas preguntas, hechas en buen tono serían una excelente
guía para adentrarnos en el rediseño de cómo debería ser la gestión de
servicios públicos que deberíamos legar a la siguiente generación. Serían una
invitación a pensar entre todos, sabiendo que no hay una única respuesta al
enigma, y recordando que en teoría organizativa "NINGÚN MODELO GARANTIZA
EL ÉXITO AUNQUE ALGUNOS ASEGURAN EL FRACASO". Por eso me atrevo a
contestar las preguntas retóricas con lo que NO SE DEBE HACER...
1- En las
Juntas de Gobierno deben estar los que gobiernan: la CIUDADANÍA; no los trabajadores
sanitarios, que por definición están a su servicio. Gobierna el dueño, no el
empleado; los profesionales y demás trabajadores ASESORAN o PARTICIPAN, pero no
gobiernan. Ni siquiera el GERENTE debe estar con voto en la reunión; él también
es un empleado; un empleado singular, porque es el nexo ejecutivo entre lo que
se establece en la Junta de Gobierno, y lo que se organiza y desarrolla en el
centro sanitario después.
¿Quién representa
a esa CIUDADANÍA?: excelente pregunta, para la que caben muchas respuestas y
también procede hacer ensayos diferentes: por supuesto está el poder político
elegido por los ciudadanos para gestionar los servicios públicos, materializado
en la Consejería de Salud, la Gerencia del Servicio de Salud, y los directivos
funcionales de la red sanitaria que han de desarrollar sus tareas (económicos,
personal, etc.).
Es lógica
en nuestra tradición institucional que los ayuntamientos participen.
Pero
sería muy bueno que incorporáramos miembros no ejecutivos (al estilo de los
británicos "non executive members")
en forma de nombramiento de una serie de ciudadanos que combinen una
pertenencia a la población con una capacitación, experiencia, prestigio e
independencia que les permita incorporar una visión ajena pero experta a
gobierno y al control de la gestión. Es curioso, pero no es tan importante
quién los nombra (¿el parlamento regional?) sino que una vez nombrados crean
una dinámica que facilita la rendición de cuentas y la reducción de la
interferencia política.
2- Tras
lo anterior, la segunda pregunta se responde sola; no van a estar representados
todos los "estamentos", porque ninguno lo estará. Para la
representación estamental están otros cauces, que posiblemente haya que
reforzar o renovar... pero no es este el debate de Gobierno, sino en todo caso
de Gestión.
3- La
elección de los miembros, el quien y el cómo, es un buen debate; pero es una
discusión subsidiaria de a de hacer o no hacer órganos colegiados de
gobierno...
4- ¿Qué
papel le queda al GERENTE y al resto de DIRECTIVOS?; curiosa pregunta para
gentes ilustradas del sindicalismo de clase, que tienen amplia presencia en el
mundo de la empresa... parece difícil de creer que no se sepa distinguir entre
las tareas de una Junta de Gobierno /
Consejo de Administración, y las de la dirección ejecutiva y funcional...
En fin,
digamos brevemente que la Junta se reúne periódicamente para orientar,
controlar y corregir el rumbo de la organización, y los directivos ejecutivos
son los que de 8 de la mañana a 8 de la tarde deben velar porque la nave siga
la singladura marcada por el gobierno de la misma. Siguiendo el símil marinero,
el armador y el capitán... ¿acaso no manda el capitán del barco cuando este
zarpa?... precisamente lo que queremos es separar funciones y restaurar la
autoridad y poder de los gerentes y directivos para que mejoren la estructura,
organización y funcionamiento de los hospitales y centros de salud, y que lo
hagan desde la atenta mirada de la ciudadanía, para evitar despotismo, autoritarismo
y separación del interés general.
CUALQUIER TIEMPO PASADO FUÉ MEJOR, parece la enseña de este
enfoque de la la Federación de Servicios Públicos
de UGT-Madrid. Y como muestra de este conservadurismo que ya parece insertado
en el genoma, el texto reseña sus primeros hallazgos tras un "
análisis concienzudo"
del alcance de estas medidas:
1- "En primer lugar, si
hablamos de buen gobierno, es inconcebible que en ningún caso se haya tenido,
antes de su presentación y aprobación, ningún contacto con los representantes de los trabajadores".
¡Caramba!:
ya estamos con lo de que nadie ha contado conmigo... Me parece que esta línea
argumental está tan gastada que no merece comentario. Es una pataleta multiuso,
porque siempre se puede aducir, ya que nunca una idea o proyecto puede nacer
contando simultáneamente con todos desde su primera concepción.
Pero... por
parte del PSOE de Madrid no es una boutade que se improvisó; el que quiera lea
el Libro Blanco de la Sanidad de Madrid, y las iniciativas de José Manuel
Freire a lo largo de la pasada legislatura... Ya sé que son muchas páginas y es
incómodo documentarse; pero es lo que tiene la vida... si la montaña no viene a
Mahoma..., y por lo tanto el que quiera enterarse que se entere, y no ande
lloriqueando de que nadie le dijo nada.
En todo
caso, habrá muchísimas posibilidades para participar en el debate de los
órganos de gobierno de las instituciones, donde es seguro que todas las
aportaciones profesionales y sindicales tendrán una excelente acogida (sobre
todo si son aportaciones y no lamentos o trabas dilatorias).
2- "En este texto inicial no se recoge en absoluto la
menor referencia autocritica al funcionamiento de las últimas décadas,
sus problemas crónicos de funcionamiento y los continuos ataques a sus
profesionales con la clara intención de debilitar el sistema para
posteriormente ofrecer la solución en forma de gestión “exterior”.
Supongo
que esto de la autocrítica será para el Partido Popular; y bien que debería de
hacerla; pero no entiendo porqué precisamente aquí haya que exigirlo, justo
cuando el conjunto de grupos parlamentarios fuerzan a seguir otra vía diferente
al nepotismo y la privatización... Esta línea argumental entra dentro de los misterios
de la retórica postmoderna que no alcanzo a comprender (y que conste que no me atrevo
a afirmar que sea verborrea para rellenar espacio y para meter al final de
clavo la palabra-sospecha de privatización).
3-" La presentación de una moción de
estas características ... no
debería ser aprobada en un periodo que, aunque en teoría no afecte a esta Comunidad,
no se le escapa a nadie que las elecciones al parlamento nacional están en la
mente de todos"
¡Vaya!;
el análisis "concienzudo" va produciendo argumentos cada vez más
atolondrados: no hay que pensar nada hasta que no pasen las elecciones
generales... ¿porque nuestra mente está ocupada por esta convocatoria? Creo que
en este país, que nos pasamos la vida en medio de elecciones, no podemos
formular sin rubor estas cláusulas suspensivas que podríamos aplicar casi cada
año...
La
situación de la sanidad de Madrid es muy mala; toca reconstruir lo que se ha
destruido, y para ello no cabe andar ni esperando ni a Godot, ni al séptimo de
caballería... O lo empujamos nosotros o no se avanzará. Inteligencia y
energía...
4) "Es cierto que la moción en si es solo un
comienzo de lo que finalmente pueda ver la luz, y es eso precisamente lo que a
la Federación de Servicios
Públicos de la Unión General de Trabajadores de Madrid le preocupa, el desarrollo final de la
norma legal que recoja todas estas iniciativas y donde, dependiendo del resultado, puede haber
consecuencias de difícil reversión y frente a las que nos opondremos con toda nuestra fuerza".
En este
contradictorio párrafo, la primera parte que parece pedir disculpas por avanzar
tantas críticas a algo tan embrionario, pero sirve para cargar la escopeta de
la segunda parte, donde ya amenaza con una oposición brutal... dependiendo del
resultado. Menos simpatía por este nasciturus
no se puede tener...
Vista esta patética deriva, parecería que UGT tiene una tarea
enorme para reconstruirse internamente y para buscar el retorno los cuadros
valiosos que se le han ido alejando en estos años. Tengo en la mente uno de los
expertos más relevantes e influyentes en sanidad, amigo de Nicolás Redondo,
buen conocido por Cándido Méndez, que en 2005 intentó vanamente que su
sindicato UGT participara con CCOO en el proyecto de propuestas de reforma de
la sanidad, cuyo documento central fue un libro que abajo reseñamos... Por
protagonismos y miserias humanas de este estilo no fue posible... y de esos
barros vienen estos lodos.
Repullo JR,Oteo LA,editores.Un nuevo contrato social para
un Sistema Nacional de Salud sostenible. Barcelona: Ariel; 2005. p. 183-98
Pero toca
rehacer el camino; aunque ya sabemos que sacar la pata es mucho más difícil que
meterla...