Las conductas revelan preferencias; y lo hacen mucho mejor
que los discursos y las proclamas, por muy enfáticas que sean.
En septiembre de 2011 se expresó claramente que el
cumplimiento de la deuda era una prioridad; y al ser exigido por las
autoridades económicas europeas, también que éstas tenían una clara
preeminencia a la hora de determinar la soberanía nacional del “Reino de España”.
… “el Congreso de los Diputados aprobó, con 316 votos a favor y 5 en
contra, la primera reforma constitucional de calado, para introducir de forma
urgente en la Carta Magna el principio de estabilidad financiera para limitar
el déficit. Los síes de PP y PSOE superaron con creces los 3/5 de la Cámara o
los 212 votos necesarios, pero la reforma salió adelante con el desplante del
resto de grupos: CiU y PNV, presentes en el hemiciclo, no votaron, e IU, ERC,
NBG, ICV y Nafarroa Bai directamente se ausentaron durante la votación.”
Artículo
135
1. Todas las Administraciones Públicas
adecuarán sus actuaciones al principio de estabilidad presupuestaria.
2. El Estado y las Comunidades Autónomas no podrán incurrir en un déficit
estructural que supere los márgenes establecidos, en su caso, por la Unión
Europea para sus Estados Miembros.
Una ley orgánica fijará el déficit
estructural máximo permitido al Estado y a las Comunidades Autónomas, en
relación con su producto interior bruto. Las Entidades Locales deberán
presentar equilibrio presupuestario.
3. El Estado y las Comunidades Autónomas
habrán de estar autorizados por ley para emitir deuda pública o contraer crédito.
Los
créditos para satisfacer los intereses y el capital de la deuda pública de las Administraciones se entenderán
siempre incluidos en el estado de gastos de sus presupuestos y su pago gozará de prioridad absoluta.
Estos créditos no podrán ser objeto de enmienda o modificación, mientras se
ajusten a las condiciones de la ley de emisión.
Tras las elecciones generales de 2015 vuelve a plantearse un
dilema: ¿qué es más importante?: el rescate social tras los recortes lineales
de la “austeridad”, o la unidad política de España.
- El rescate social aconsejaría blindar constitucionalmente derechos básicos de los españoles (y subirlos de categoría en la jerarquía constitucional de protección normativa).
- La respuesta a la creciente demanda de “autodeterminación” y separación, exigiría cambios constitucionales, ya que en la actualidad la definición de soberanía bloquea claramente la posibilidad de desenganche de Cataluña.
- Como tema relegado a un segundo plano parece esperar su turno la modificación de las reglas de juego electorales que han debilitado la representatividad política de los ciudadanos en el Parlamento, favoreciendo claramente a los partidos mayoritarios o a los que concentraban su electorado en una CCAA.
Todos estos elementos pugnan por abrir un espacio de
revisión de la Constitución Española.
Para el Partido Popular la cosa está clara: austeridad +
unidad de España + ningún cambio electoral… y quizás ablandar las políticas
sociales si el tiempo lo permite y la autoridad europea no lo impide.
Para Ciudadanos ya no está tan claro… la cabeza de Rajoy
sería deseable como sacrificio ritual ante una corrupción que está anclada en
todos los pliegues del Partido Popular; y la unidad de España asume una
relevancia absoluta como enseña de la propia historia del partido.
Podemos tiene un dilema; ¿va a poner al mismo nivel el
rescate social que el referéndum de Cataluña? ¿Será esta línea roja la que rompa
la posibilidad de un gobierno “a la izquierda”?
Y si los dos anteriores tienen problemas, el Partido Socialista enfrenta una auténtica pesadilla: en qué orden poner rescate social y negativa al referéndum?
En todo caso, parece que se evidencia una imagen
distorsionada de la sociedad: importa el dinero, importan los símbolos (patria
catalana o patria española), pero importan menos las personas.
¡Qué pena de un sentimiento tóxico que hace olvidar a las
personas!
Dicen
que la patria es
un
fusil y una bandera.
Mi
patria son mis hermanos
que están
labrando la tierra.
Canción de
soldados / Chicho Sánchez Ferlosio
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